Era la mañana de un sábado cualquiera, como todos los días
nos levantamos a desayunar. Parecía un día normal, como cualquier otro.
Desayunamos como siempre pero no lavamos los servicios lo dejamos para más
tarde sin saber lo que sucedería. Como era de costumbre, mi hermano y yo
estábamos viendo un programa de televisión cuando de repente y, sin aviso,
simplemente los artefactos eléctricos dejaron de funcionar. Era medio día.
Todos en la residencial donde vivo saben que cuando no hay luz, no hay agua ya
que el agua llega a todas y cada una de las casas producto del trabajo de una
bomba de agua.
-¿Qué pasa?-me preguntó mi hermano.
-Se ha ido la luz-le respondí.
-¿Por qué?-volvió a preguntar.
-Un problema en la central eléctrica-le dije tranquilamente.
Después de esa conversación con mi hermano me di cuenta que
al respondedle esas preguntas me olvide del agua. Estábamos solos aquel día,
mis padres habían salido temprano. Agarre una olla, fui al caño y… era ya muy
tarde: el agua ya se había ido. Estaba sin agua y sin luz. No había nada más
que hacer que simplemente esperar.
-¿Qué pasa?-pregunto nuevamente mi hermano.
-Se ha ido el agua también-le dije un poco entristecido.
-¿Cuándo volverá?-me pregunto inocentemente.
-No lo sé-le respondí.
Tome conciencia cuantas veces antes de ese incidente había
desperdiciado el agua y malgastado la luz.
Toda la tarde estuve aburrido, no había nada más que hacer .
Los platos estaban aun sin lavar. Me puse a leer algunas
revistas.
Al anochecer llegó la luz era cuestión de tiempo para que
vuelva el agua y unos momentos después llegaron mis padres, les explicamos lo
sucedido. Pusimos todo en orden y todo quedo como un día cualquiera. Desde
aquel día tomamos conciencia sobre lo importante del agua, sin el agua no nos
podemos asear, lavar los platos, entre otras cosas, y sin la luz no es tanta la
necesidad a comparación del agua.
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