miércoles, 10 de diciembre de 2014

UN DIA CUALQUIERA


Era la mañana de un sábado cualquiera, como todos los días nos levantamos a desayunar. Parecía un día normal, como cualquier otro. Desayunamos como siempre pero no lavamos los servicios lo dejamos para más tarde sin saber lo que sucedería. Como era de costumbre, mi hermano y yo estábamos viendo un programa de televisión cuando de repente y, sin aviso, simplemente los artefactos eléctricos dejaron de funcionar. Era medio día. Todos en la residencial donde vivo saben que cuando no hay luz, no hay agua ya que el agua llega a todas y cada una de las casas producto del trabajo de una bomba de agua.
-¿Qué pasa?-me preguntó mi hermano.
-Se ha ido la luz-le respondí.
-¿Por qué?-volvió a preguntar.
-Un problema en la central eléctrica-le dije tranquilamente.
Después de esa conversación con mi hermano me di cuenta que al respondedle esas preguntas me olvide del agua. Estábamos solos aquel día, mis padres habían salido temprano. Agarre una olla, fui al caño y… era ya muy tarde: el agua ya se había ido. Estaba sin agua y sin luz. No había nada más que hacer que simplemente esperar.
-¿Qué pasa?-pregunto nuevamente mi hermano.
-Se ha ido el agua también-le dije un poco entristecido.
-¿Cuándo volverá?-me pregunto inocentemente.
-No lo sé-le respondí.
Tome conciencia cuantas veces antes de ese incidente había desperdiciado el agua y malgastado la luz.
Toda la tarde estuve aburrido, no había nada más que hacer .
Los platos estaban aun sin lavar. Me puse a leer algunas revistas.

Al anochecer llegó la luz era cuestión de tiempo para que vuelva el agua y unos momentos después llegaron mis padres, les explicamos lo sucedido. Pusimos todo en orden y todo quedo como un día cualquiera. Desde aquel día tomamos conciencia sobre lo importante del agua, sin el agua no nos podemos asear, lavar los platos, entre otras cosas, y sin la luz no es tanta la necesidad a comparación del agua.

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